Lorena se despertó sobresaltada, sentía que le faltaba el aire y no podía respirar. Otra vez la misma pesadilla.
Fue a la cocina a por un vaso de agua, y volvió a la cama, aunque sabía de sobra que no podría quedarse dormida.
“No es un psiquiatra normal, seguro que puede ayudarte, hazme caso, tienes que ir a verle.” Las palabras de Fernando volvieron a su mente. Mañana tenía la cita con el Doctor Martínez y de verdad esperaba que su amigo tuviera razón y pudiera ayudarle.
A LA MAÑANA SIGUIENTE…
- Buenos días Lorena, ¿qué tal estás? – la saludó el doctor mientras la invitaba a pasar a la consulta.
- Buenos días, Doctor – respondió Lorena.
- Por favor siéntate y cuéntame que es lo que sucede – le sonrió señalando uno de los sillones blancos que se encontraban en el centro de la habitación – Y por favor, no me llames Doctor, Antonio es más que suficiente. – añadió mientras se sentaba en el sillón de enfrente.
- Pues veras, desde hace dos semanas tengo pesadillas. Siempre son parecidas, estoy en una celda oscura, hay charcos de agua sucia por todas partes y puedo escuchar el sonido de ratas y de agua corriendo cerca, como de alcantarillas. Cuando me levanto siempre tengo esa sensación de claustrofobia, siento que no puedo respirar.
- ¿Y te ves a ti misma en la celda? – preguntó el doctor.
- Pues sí, bueno….
Antonio la miró invitándola a proseguir.
- El caso es que si me veo….bueno veo a alguien que es exactamente igual que yo, pero no siento como que soy yo, no sé cómo explicarlo, es bastante raro la verdad.
- Entiendo. Y háblame de la sensación de claustrofobia.
- Pues eso es lo más curioso, y por lo que me he decidido a venir. Yo nunca he sentido claustrofobia, hasta que empecé a tener estas pesadillas. Lo más raro es que a veces siento claustrofobia en plena calle, incluso en el parque o algo así, siento una sensación de pánico, me cuesta respirar y también tengo mareos y fatiga, pero al mismo tiempo soy consciente de que estoy en plena calle y de que no tendría por qué estar asustada….no sé si me explico….
El doctor la miró sin decir nada durante unos instantes.
- Lorena, creo que sé lo que te está pasando, pero para contártelo necesito que confíes en mí.
- Por favor, dime que es lo que me pasa – preguntó Lorena asustada.
- Pues a usted nada, es su doble quien está en apuros…
- ¿Cómo? – le interrumpió Lorena
- No sé si conocerás la leyenda de los dobles, probablemente hayas escuchado la frase “todos tenemos un doble por ahí”, ¿verdad? – Lorena afirmó con la cabeza – pues el motivo de esa frase es la leyenda de la dualidad. Mucha gente no la conoce, y muchos que la conocen no se la creen, pero yo llevo muchos años dedicándome a esto y puedo afirmarte que es real.
- ¿Cuál es la leyenda? ¿Y qué es lo que tiene que ver con lo que me está pasando…?
- Según la leyenda vivimos en un mundo dual, es decir todo existe en parejas, lo que significa que todas las personas tenemos un doble exacto que nació a la misma vez aunque en otro lugar. La leyenda también dice que existe una conexión entre ellas. Los sueños son, la mayoría de las veces, imágenes vividas por nuestro doble, es decir como si viéramos su vida como una película en nuestra mente, obviamente nos vemos a nosotros mismos porque el aspecto físico es exactamente igual.
- ¿Me estás diciendo que las pesadillas que tengo son vivencias de otra persona?
- Sí, estoy seguro de que es tu doble quien tiene esas sensaciones y está viendo y escuchando todo lo que tú ves en tus pesadillas. Y creo que debe encontrarse en una situación extremadamente peligrosa para que la conexión se haya hecho tan fuerte en tan poco tiempo.
- ¿Qué quieres decir?
- Que no es nada común que tengas esas sensaciones incluso cuando estás despierta. Tampoco es normal que las pesadillas sean tan frecuentes.
- ¿Y qué debo hacer?
- Bueno eso debes decidirlo tú, pero sí puedo decirte que las pesadillas no pararán hasta que tu doble salga de esa situación.
- ¡Pero debo ayudarla! Tendré que avisar a la policía o a alguien, ¿no?
- Yo en tu lugar no iría a la policía
- Pero, ¿por qué?
- Bueno, desafortunadamente lo que acabo de contarte no se considera más que una leyenda, por lo que la policía no va a creerte y lo más probable es que te tomen por loca si le cuentas esto.
- ¿Me estás diciendo que tengo que dejar que quien quiera que sea esta persona muera o siga sufriendo?
- No, en absoluto, lo que te estoy diciendo es que si quieres hacer algo para salvarla tendrás que hacerlo sola, o al menos, sin el apoyo de la policía.
Continuará…
1 Comment
La leyenda (Parte 2) #52RetosLiterup – Relatos de una mente inquieta · 21/08/2019 at 10:11
[…] Leer “La leyenda (Parte 1)“ […]