Leer “Las huellas del jardín (Parte 7) o Leer desde el principio
Rocío se quedó muda ante aquella declaración.
- Pero, ¿cómo es posible? Ni siquiera recuerdo haber tenido un amigo imaginario durante mi infancia…
- ¿Recuerdas la mañana del funeral de tu madre? Aquella fue la última vez que me viste, estabas enfadada, y era normal, tu madre acababa de morir, y ni siquiera yo pude hacer nada para evitarlo, ni tan siquiera para hacerte sentir mejor. Después de ese día nunca más volvimos a vernos, imagino que era demasiado doloroso, aquel día la vida te hirió y te hizo madurar con aquel duro golpe.
Rocío empezó a recordar aquellos últimos días en los que su madre ya estaba muy enferma. Recordó como su padre intentó consolarla el día en que murió, diciéndole que ahora su madre estaba en un lugar mejor y que había dejado de sufrir, pero que seguía cuidándola desde allí.
Hacía muchos años que no pensaba en aquello, fueron los momentos más dolorosos de su vida, y había intentado dejarlos en el olvido, pero poco a poco fue recordando.
Como jugaba con Jolene, como ella siempre la consolaba cuando volvía del colegio llorando porque alguna de sus compañeras se había metido con ella. Jolene siempre le ofreció consuelo, durante aquellos meses en los que su madre ya estaba demasiado enferma y ni siquiera la reconocía.
De pronto volvió a verse en aquel hospital de paredes blancas, y olor a tristeza, su padre estaba hablando con un señor vestido con un traje negro y una camisa blanca que llevaba consigo una carpeta, hablaban del entierro de su madre. Rocío echo a correr por los pasillos del hospital en dirección a la puerta de salida, quería salir de allí, quería despertarse y que todo hubiera sido un sueño. A la puerta del hospital había un jardín rodeado de árboles que creaban un pequeño laberinto, Rocío se metió en él y al llegar al centro, se sentó en el suelo y empezó a llorar desconsolad. Jolene estaba allí para consolarla como siempre. Pero aquel día ni siquiera ella pudo hacerla sentir mejor.
Rocío se enfadó con ella, le pidió que usara su magia para traer a su madre de vuelta, y aunque Jolene intentó explicarle que no podía, que ni siquiera su magia podía lograr aquello, Roció se enfado tanto que le dijo cosas horribles.
“No quiero volver a verte, no sirves para nada, si no puedes traer a mi madre de vuelta, vete y déjame sola”. Fueron las últimas palabras que Roció le dijo a Jolene. Desde entonces nunca más había vuelto a verla.
Volviendo a recordar donde estaba, Rocío abrió los ojos llenos de lagrimas, volvió a mirar a Jolene, y pidiéndole perdón volvió a abrazarla.
- Lo siento,….
- No te preocupes Roci, fue un momento muy duro, lo único que siento es no haber podido estar a tu lado en aquellos momentos.
- Pero, ¿cómo pude olvidarte, como es posible que te abandonara de esa manera…? – seguía diciendo Rocío mientras gimoteaba dentro del abrazo de Jolene.
- No fue tu culpa, estabas dolida y dejaste de creer, fue el momento en el que entraste en la madurez, y por eso yo no pude volver, ya no creías en mi….pero eso no es lo importante ahora. Lo importante es planear como vamos a acabar con los hombres grises…
Rocío se deshizo de su abrazo y la miró sorprendida.
- ¿Acabar con los hombres grises? ¿No has visto como han matado a Kandur? No hay nada que podamos hacer, no quiero poner a nadie más en peligro.
- Roci, la muerte de Kandur no ha sido tu culpa, todos sabemos a lo que nos exponemos al entrar en el mundo de los humanos y él quiso correr ese riesgo. Quiero que vengas a Ralaura conmigo para que veas que nadie te culpa, y que todos quieren luchar contra ellos. Pero no podemos hacerlos sin ti.
- Pero, y ¿los niños? si seguimos avivando su imaginación los pondremos en peligro…
- No, los hombres grises no pueden hacer daño a los humanos, si pudieran, ¿no crees que habrían hecho algo contra ti y no contra Kandur?
- Supongo…. – dijo Rocío no muy convencida.
- Ven conmigo, iremos a Ralaura.
Continuará…
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